"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"


¿Qué significa hoy "tomar la cruz" y seguir a Jesús? Ver que el camino del cristiano, igual al camino de Jesús, también es un camino de pasión, muerte y resurrección. Pero no olvidemos que antes de llamarnos a esa opción él nos aconseja: "Niégate a ti mismo". El cristianismo es costoso, el Evangelio es claro. Querer ser fiel y vivir un cristianismo de supermercado es una contradicción. El seguimiento de Cristo es para tomarlo en serio, sin componendas, sin pretender acoplarlo a los caprichos personales por muy atrayentes que puedan ser.
El cristianismo, tal y como el Evangelio lo demuestra, es para personas que buscan ser coherentes. No podemos creer en Dios a nuestra manera, ya que es la única manera que Dios no quiere que creamos en él. Nuestros actos conllevan una responsabilidad a los ojos de Dios. Hay que tomar la cruz.
No pensemos que por quitarnos la cruz con algún método, el cristianismo será más fácil. Es una mentira. El cristianismo sin cruz no existe. Aceptar la cruz que me corresponde, pero colocando nombre y apellidos, no una cruz idealista, sino la propia. 
Demos las gracias a Dios, por la cruz que me toca llevar, por todas las contrariedades que me presenta la vida y que debo llevar con altura y dignidad, mostrándome sumamente positivo y constante. Que no sea nuestra voluntad sino la suya.

LA PERCEPCION Y LA REALIDAD


En realidad Dios nunca ha actuado para con nosotros de ninguna otra manera que con una profundidad
de amor que resulta imposible creer con comprensión humana. Se que a veces no parece así. Cuando da
la impresión de que el ignora fríamente nuestras oraciones mas nobles, nuestra confianza en El puede
ser fácilmente destrozada y empezamos a preguntarnos si le importamos. Hasta podemos escribir una
lista de nuestros propios fracasos que pueden, al parecer, justificar su indiferencia e invitarnos a una
fuente oscura de odio para con nosotros mismos.
Cuando estamos jugando al juego del “me ama-no me ama”, las pruebas contra Dios puede parecer
apabullantes. Por motivos que veremos en las próximas páginas, Dios raramente hace las cosas que
nosotros pensamos que su amor le provocaría hacer por nosotros. Frecuentemente pareciera que el esta
inactivo con indiferencia mientras nosotros sufrimos.
¿Cuantas veces nos parece que el defrauda nuestras expectativas mas nobles?
Pero nuestra percepción no es necesariamente la realidad. Si definimos a Dios solo en nuestra
interpretación limitada de nuestras circunstancias, nunca descubriremos quien el es realmente.
Sin embargo, el nos ha dado una forma mucho mejor, donde nuestro enfoque al estilo de pétalos de
margarita puede ser tragado por la prueba innegable de su amor por nosotros sobre la Cruz de Calvario.
Ese es el lado de la cruz que ha sido casi ignorado en las últimas décadas. No hemos visto lo que
realmente ocurrió allí entre el Padre y su Hijo, que nos abre una puerta tan vasta y ciertamente a su
amor que nunca lo podemos dudar ni siquiera en nuestros días mas oscuros.
A través de esa puerta podemos realmente saber quien es Dios y recibir la relación con el que la parte
mas profunda de nuestro corazón ha estado necesitando tener. Ahí empezaremos, porque únicamente
dentro del contexto de la relación que Dios desea tener con nosotros es a donde podemos empezar a
descubrir la gloria de su amor.
El si te ama mas profundamente de lo que puedas imaginar; y así te ha amado durante toda tu vida. Una
vez que aceptes esa verdad, tus problemas nunca van a causar que cuestiones el afecto de Dios o causar
que te preguntes si has hecho lo suficiente para merecértelo. En vez de temer que el te haya dado su
espalda, podrás confiar en su amor en los momentos en los que lo necesitas mas que nunca. Hasta
podrás ver de las formas mas raras, como ese amor puede circular desde dentro tuyo a un mundo que
esta famélico por el.
Aprender a confiar en el de esa forma no es algo que ninguno de nosotros pueda resolver en un
instante; pero es algo que aprenderemos a descubrir durante nuestras vidas enteras. Dios sabe lo difícil
que es para nosotros aceptar su amor y nos enseña con más paciencia de la que podemos esperar. A
través de cada circunstancia y de las maneras mas sorprendentes, el demuestra su amor por nosotros en
formas que nosotros podemos entender.
Así que, quizás ya ha llegado el momento de dejar nuestras margaritas a un lado y descubrir que no es
el miedo de perder el amor de Dios que nos mantendrá en este camino, si no, la simple alegría de vivir
en el cada día.
El día que lo descubras, empezaras a vivir realmente!
Que gran amor nuestro Padre nos ha dado, para que seamos llamados, hijos de Dios! Y eso es lo que
somos!
--1 Juan 3:1