La vida humana se despliega en dos ámbitos muy diferentes. Uno es el ámbito privado, y el otro, el público, social. Esta doble dimensión de nuestra vida suele tener algunos puntos de encuentro, y, seguramente, muchos de desencuentro. Es decir, no somos en privado lo mismo que en público.
El Señor Jesús decía de los fariseos: "Todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen" (Mat. 23:3). El "decir" aquí es primordialmente público, y el "hacer" es privado. Lo que ellos predicaban como bueno, en público, no lo aplicaban a su conducta en lo íntimo. Hacían en público sólo lo que era socialmente aceptado; pero en lo privado eran como sepulcros que albergan "huesos de muertos y toda inmundicia".
Hacer que coincida lo íntimo y lo público, es un asunto muy difícil – imposible para el hombre natural. El rey David lo comprobó cuando pecó contra Dios en lo referente a Betsabé y Urías. Él comprobó que en lo íntimo albergaba tendencias pecaminosas que eran extraordinariamente peligrosas. Probablemente nunca pensó hasta dónde esas tendencias lo podían llevar, cuál era el extremo de su pecaminosidad. Debió caer en un vergonzoso adulterio, y en un homicidio atroz, para darse cuenta de su espantosa realidad, es decir, del doble estándar de su personalidad, y de cuán interesado está Dios en ambos aspectos.
Por otro lado, para un siervo de Dios, el conocimiento de la santidad de Dios, no puede ser el mero conocimiento doctrinal de uno de los atributos de Dios, sino la experiencia diaria de andar en santidad, pues esa santidad le ha sido comunicada por el Espíritu Santo que ha sido derramado en él.
"Sed santos, porque yo soy santo", nos recuerda y amonesta el apóstol (1ª Ped. 1:16). Pero, ¿cuán santo es Dios? La medida de su santidad es desconocida para nosotros, por cuanto nacimos en pecado, y en pecado nos concibió nuestra madre. En nuestro caminar con Dios vamos aprendiendo cuán santo es Dios. Habrá momentos en que quedaremos abismados por esa santidad, será como cuando nuestros ojos ven una luz que nos ciega y que nos impide, por algún tiempo, caminar. El conocimiento de la santidad de Dios nos hace ver cuán pecadores somos.
Dios trabajará en nosotros hasta que vivamos la santidad en todas las áreas de nuestra vida, pues él ama la verdad en lo íntimo. Tal vez vendrán muchos golpes antes de alcanzar esta medida; habrá muchas cosechas de muerte, muchas lágrimas amargas por pecados cometidos. Pero, finalmente, él logrará su propósito. Porque el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. 


Cristianismo o Consumismo ?


Hemos sido tan "consumidos" por la necesidad humana. ¿Podrá ser que hayamos completamente olvidado la razón principal para la cual la iglesia de Jesucristo existe?


"Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo."
Gálatas 6:14 


En Galacia, Pablo tuvo que lidiar con el problema de un evangelio diferente. Cuando los judaizantes llegaron a las iglesias, después de que él y Bernabé se habían ido, introdujeron el evangelio del legalismo. A pesar de que en ese lugar su evangelio era solamente Cristo (Gálatas 1:11-12, 15, 16), los creyentes judíos radicalmente religiosos agregaron algo al evangelio, intentaron agregar algo a Cristo.

Esto sucedió porque algunos de los Gálatas nunca recibieron verdaderamente la revelación de la cruz. No comprendieron que ellos habían sido crucificados también en ese madero (Romanos 6:8; Colosenses 3:3) y pensaron que todavía debían conservar sus propias vidas! Pero si un hombre muerto no intenta obedecer la Ley de Moisés, ¿para que ser circuncidado? Ha muerto para sí mismo y solo vive para Dios (Romanos 6:11).


Para Pablo, vivir era Cristo (Filipenses 2:21), no había nada más. Nada podía ser añadido porque nada mas existía. Pablo lo consiguió. Cristo fue su todo, vivió para expresar a Cristo, predicar a Cristo, y cumplir su eterno propósito en Cristo. Sin embargo, nos encontramos a nosotros mismos hoy en una situación diferente.


Nuestro moderno dilema 


Es muy claro en las Escrituras que Dios tiene un propósito eterno (Efesios 1 y 3). Este propósito es algo que Dios ha deseado desde antes de la creación, de ahí el termino eterno. Este propósito está centrado en su amado Hijo:


"Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra."Efesios 1:9-10

Si continuas leyendo la carta a los efesios, este propósito eterno y deseo de Dios debe quedarte claro. Dios desea aumentar o expandir la esfera de Su Hijo teniendo un cuerpo para su expresión, una familia para su comunión y una novia para compartir su amor. 



Pero aquí es donde radica nuestro problema. No hemos visto ni entendido esta eterna pasión dentro del corazón de nuestro Dios porque hemos sido cegados por otro evangelio. Este evangelio nos ha sido predominantemente predicado por nuestra cultura occidental y sin darnos cuenta hemos mordido el anzuelo. Le da color a todo lo que hacemos y hace lucir mejor nuestros espectáculos para solamente ver lo que nosotros queremos. Este evangelio nos ha introducido en su propio molde, y ahora todo lo que hacemos está influenciado por éste.

No somos libres para vivir por Cristo, para Cristo y en Cristo, ni somos libres para vivir para el eterno propósito y pasión de Dios. Los tentáculos de este monstruoso modo de pensar tienen atrapados cada pensamiento y cada acción. Es como una manta mojada que está sofocándonos y evitándonos el experimentar y manifestar la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.



Me estoy refiriendo al "evangelio", pensamiento, y cultura del consumismo occidental.


Somos una sociedad consumista y eso impregna cada área de nuestras vidas. La necesidad humana es Dios, y todo lo que gira alrededor de nosotros son nuestras necesidades y el cumplimiento de nuestros deseos. El clamor es: "Hey! Tengo necesidades que tú conoces, y deben satisfacerse sin importar el costo!".




Necesidades por docenas

Esto llega a ser lo más mencionado cuando vemos la cristiandad organizada. Nuestras "iglesias" están construidas para saciar la necesidad humana. Cuando los cristianos van de "compras cristianas" ¿Que es lo que buscan? Un buen predicador de manera que pueda ser alimentado con la palabra, un buen programa de jóvenes para que sus hijos puedan ser enseñados, un buen grupo de alabanza que haga sentir bien durante el servicio el domingo en la mañana y un buen programa de discipulado para crecer en su caminar con Dios.



Todas estas cosas que perseguimos no son sino características y beneficios. Estas son cosas que nosotros sentimos que necesitamos. Tenemos peticiones, tenemos necesidades, y la iglesia está aquí para saciar todas ellas.

Pero entonces, están las necesidades del mundo: ¿Qué de los perdidos? Ellos tienen una necesidad para salvación, ¿Qué acerca de los pobres? Ellos tienen necesidad de comida, ¿Qué acerca de aquellos que están en prisión, o de los enfermos, abusados, explotados, rechazados, abandonados, etc.? ¿No está la iglesia para hacerse cargo de todos ellos?


Hemos perdido por completo el enfoque 

Hemos sido tan "consumidos" por la necesidad humana. ¿Podrá ser que hemos completamente olvidado la razón principal para la cual la iglesia de Jesucristo existe?


Nuestro Dios tiene una necesidad!

Sé que todos ustedes, teólogos, han reaccionado a esta declaración, sin embargo, yo entiendo que Dios es todo suficiente en su propia naturaleza, pero en un sentido, él tiene una necesidad en relación a su propósito eterno. El tiene un deseo urgente y pasión para completar algo, y él necesita que ciertas cosas tomen su lugar para completar su objetivo.



Mi punto es que hemos sido tan consumidos por la necesidad humana que hemos olvidado que la iglesia existe con un solo y único propósito, y es el satisfacer el anhelo del corazón de Dios, y ese anhelo es que su amado Hijo llegue a ser en suma, el centro, la cabeza, el cumplimiento, la expresión, y la fuente de todas las cosas (Efesios 1); de manera que lo llene todo (Efesios 4:10); entonces este glorioso Cristo tendrá una expresión que lo manifieste en toda su plenitud (Efesios 1:22-23); y es ésta expresión la que avergonzará a todos sus enemigos (Efesios 3:8-12). Como puedes ver, este es un llamamiento mucho más elevado que la simple necesidad humana!


¿Qué acerca de aquellos que han dejado el cristianismo institucional? Que acerca de aquellos involucrados en los movimientos de la iglesia sencilla (también llamada orgánica, misionera, iglesia en casa o emergente)? Si somos verdaderamente honestos con nosotros mismos, admitiremos que mucho de lo que está ocurriendo entre estos movimientos esta manejado por el exacto mismo motor que mueve la iglesia institucionalizada: la necesidad humana!


Como yo lo veo, muchas de nuestras Iglesias en casa procuran el satisfacer las necesidades de los que asisten a la reunión y/o buscan cumplir con la necesidad de aquellos en el mundo, sin embargo, considero esto una premisa equivocada. Cualquier grupo de personas que se hacen llamar a sí mismos "la iglesia" existen con una única razón: cumplir con el eterno propósito de Dios en Cristo. Cualquier otra cosa estará fuera de ese fundamento.

Si el propósito eterno de Dios en Cristo es la visión y fundamento de la iglesia, entonces la vida de Cristo fluirá a través de ese grupo, para cubrir ambas necesidades, las de los creyentes así como las del mundo alrededor de ellos.



"Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?"
Salmos 11:3


Hermanos y hermanas, debemos abandonar cualquier fundamento que no sea Cristo y su glorioso propósito e ir por el oro del conocimiento de la Gloria de Dios, en el rostro de Jesucristo.


http://www.odresnuevos.org/articulo.php?IdArticulo=1
Por Milt Rodriguez 

BETANIA

                                                                                                                                                                             Betania era el único lugar donde Jesucristo fue auténticamente y alegremente recibido. Era el único lugar donde se sintió como en casa. 

Esta es la característica más destacada de Betania. Y también es la primera 
característica que quiere Dios en la Iglesia. 
Jesucristo fue rechazado en el mundo, pero fue recibido en Betania. 
¿Y que significa, exactamente, recibir al Señor Jesucristo? Sin duda, todas las 
iglesias del mundo en este instante nos asegurarían que han recibido al Señor; pero, 
me gustaría expandir nuestra visión y comprensión sobre que significa recibirle 
adecuadamente. 
¿Cómo puede la Iglesia darle su debido y legítimo lugar? Esta es una pregunta 
imprescindible, ya que sobre ella recaen todos los aspectos de la restauración en la 
Iglesia. Creo que la Iglesia nunca será restaurada hasta que podamos entender como 
debemos recibir al Señor como es debido. 

Según mis observaciones creo que hay tres aspectos imprescindibles involucrados 
en la recepción apropiada de Jesucristo. 

1) Recibir a Cristo como es debido es darle su lugar de honra, supremacía y 
centralismo. Durante casi 20 años vengo reuniéndome en iglesias locales, y en mi 
opinión, no muchas de estas iglesias elevan a Cristo a esa posición central y suprema. 
Normalmente, prestan más atención a alguna otra cosa. 
Pero he aquí lo más trágico: las iglesias que sí se centran en Cristo tienen la 
tendencia de ser parte de movimientos [elitistas] y [sectarianas]. Y por su actitud y sus 
prácticas, traicionan al mismo Dios del cual se han centralizado. 
He hecho esta declaración muchas veces, sectarismo y elitismo son como el olor 
corporal; todos lo pueden oler excepto aquellos que lo tienen.” 
No os confundáis: Jesucristo no se siente como en casa dentro de una iglesia 
sectaria o elitista.    
Podríamos discutir todo el día sobre lo que significa poner a Dios en esa posición 
central y suprema, pero no tenemos tiempo. Solo os diré que Jesucristo no se 
conformará con ocupar la segunda posición. No se siente recibido en una iglesia que 
no le da esa posición de supremacía y centralidad absoluta. Quiere ser más que un 
invitado; quiere ser el amo de la casa. 
He visto como muchas iglesias tratan al Señor como si fuera un huésped de honor 
invisible. Pero un huésped aún es un invitado, y Dios quiere ser más que eso. Quiere 
ocupar su puesto como el jefe de la Iglesia. Sólo en un lugar y entre una gente que 
pueda sentirse realmente como en casa.  

2) Recibir a Cristo es recibirle a todo Él. He conocido a algunas iglesias locales  
que reciben el ministerio de Cristo sobre Su predicación, pero rechazan Su ministerio 
de curación. Otras, que reciben a Su ministerio de bendición, pero rechazan Su 
ministerio de sufrimiento. Es decir, aceptan el poder de Su resurrección, pero rechazan 
la comunión [comunidad] de Su sufrimiento. 
He conocido a iglesias que reciben Su ministerio de enseñanza, pero rechazan Su 
ministerio de ayudar a los pobres y a los oprimidos. Incluso otros reciben Su ministerio 
acerca de edificar/aumentar/fortalecer el Cuerpo, pero rechazan Su ministerio centrado 
en alcanzar a los que están perdidos. 
Recibir a Cristo así, a trozos, es recibirle según nuestras propias condiciones. Él es 
una Persona entera, y por lo tanto, no podemos decir que queremos una parte y no las 
otras. 
Betania era un lugar donde Cristo todo Él era bienvenido y recibido. 

3) Recibir a Cristo significa recibir a todos aquellos que forman parte de Él. 
En varias ocasiones, Jesús hizo ésta declaración, “Aquél que reciba a aquellos que yo 
envío me recibe a mi.” 
Betania es el lugar que recibe a todos aquellos que Cristo envía; recibe a todos 
aquellos que le pertenecen a Él. 
Cualquier iglesia que da la bienvenida a algunos miembros del Cuerpo, pero no a 
otros, no está recibiendo a Cristo. 
La excepción: no recibimos a aquellos que trabajan en contra de la  misión de 
Cristo—que es la unidad. Aquellos sectarios que deseen “dividir y conquistar” para su 
movimiento, no los debemos aceptar. Ese es el espíritu de divisibilidad, y va en contra 
de Cristo (Rom 16:17). 
Dejadme articular una de las mayores tentaciones por las iglesias de hoy en día: la 
tentación es convertirnos en un grupo apartado, estancado y cerrado. 
Betania acepta a todos aquellos a los que Cristo ha recibido, y son bienvenidos. 
Hacerlo de cualquier otro modo es como decir, “Señor, cogeremos tu mano y tu 
brazo, pero no queremos ni tu pie ni tu pierna.” 
Ser exclusivos y cerrados es, en definitiva, desmembrar a Jesucristo. Claro y 
sencillo. 
Es muy interesante que incluso los judíos no-creyentes se sintieran bienvenidos en 
Betania (Juan 12:6). 
Betania, como el Señor Jesucristo, es radicalmente inclusivo. 
Cuando Jesús es bienvenido entre una gente Él siempre da la bienvenida a todos 
aquellos que visitan a esa misma gente. Hay un elemento de bienvenida. . . un 
ingrediente de atracción. . . que atrae a otros. Es el aroma acogedor de Jesucristo. 
Nosotros le acogemos, y Él acoge a todos aquellos que son suyos. Esto es la 
Iglesia. 
Desafortunadamente, he ido a muchas iglesias que no poseían un ambiente 
acogedor hacia sus visitantes. Al contrario, se respiraba un aire de exclusivismo y de 
limitación. Estas cosas traicionan al espíritu de Betania, y nos muestran claramente 
que el Señor no ha sido recibido completamente.   
En breve, el Señor busca un lugar donde se le reciba completamente y sea 
bienvenido del todo. No Cristo más algo más, ni Cristo menos otra cosa. Cristo entero. 
Dios está buscando gente que reciba a Cristo como su todo, y así es como Dios 
quiere a su Iglesia. 





                                                                        ABSTRACTO LIBRO POR FRANK VIOLA. " BETANIA "

Instruyendo Jóvenes.



Hoy en día es difícil  ver cristianos que sirven de referencia a los jóvenes de la iglesia. Muchos pueden decir: “pero quien tiene que ser la referencia de ellos es Jesús”. Claro mi amigo, eso es obvio. Pero el Señor también alerta en su palabra que TODOS nosotros debemos como siervos, seguir su ejemplo y consecuente a ello tornarse un ejemplo de Cristo. Vea esto al respecto cuando Jesús lavó los pies de Pedro: “Pues si yo, Pues si yo,  el Señor y el Maestro,  he lavado vuestros pies,  vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado,  para que como yo os he hecho,  vosotros también hagáis. De cierto,  de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor,  ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:14-17).
Esto no se trata de que se realice por los viejos a los más jóvenes, sino que es de todos los cristianos. Pero una cosa es clara, los más maduros en el conocimiento verdadero de Cristo, son referencia para los más nuevos en la palabra.
Pero para ser una referencia, la palabra del Señor tiene que habitar ricamente en nosotros. Tenemos que ser maestros de la palabra, para incentivar a los más nuevos que se tornen maestros de la palabra también. Todo claramente por el Espíritu y no por la carne.
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,  enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,  cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. (Colosenses 3:16)
Algunos me dicen: “Pero Dios no me habló que yo tengo que hablar de la palabra para fulano de tal”. ¿Eso no es contradictorio acaso? ¡¿Porque Dios no querría que tu hables de la palabra?! Y claro que tenemos que discernir cuando hablamos por nuestra propia sabiduría, o por el espíritu. Para eso podemos rogar al Señor para que nos capacite y habilite para instruir a los más nuevos. Y  con certeza Él nos mostrará lo que es realmente necesario para enseñar a las personas específicas. No estoy diciendo que eso sea un agradecimiento.  Pero siento que hoy existe mucha necesidad de que se instruya a los más jóvenes.  Podemos ver jóvenes negligentes por falta de PALABRA. Y eso no es común en un cristiano. Si el Señor te bendijo con una experiencia en cualquier asunto, ¿qué es lo que te impide a compartir aquella experiencia? Y es de eso de lo que estoy hablando.
También he oído: “¿Pero, dónde sale en la palabra que debe haber reunión de jóvenes? No existe! Y claro, no existe, pero la reunión de la iglesia es una cosa y reunirse, juntarse, sea lo que fuera para los jóvenes es otra cosa. Sentarse con un grupo de personas a estudiar de la biblia, ¿está mal? Esa es mi pregunta para ti no veo problema alguno.
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios,  serios,  prudentes,  sanos en la fe,  en el amor,  en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte;  no calumniadoras,  no esclavas del vino,  maestras del bien;  que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes,  castas,  cuidadosas de su casa,  buenas,  sujetas a sus maridos,  para que la palabra de Dios no sea blasfemada.  Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras;  en la enseñanza mostrando integridad,  seriedad, palabra sana e irreprochable,  de modo que el adversario se avergüence,  y no tenga nada malo que decir de vosotros. Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos,  que agraden en todo,  que no sean respondones; no defraudando,  sino mostrándose fieles en todo,  para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.  Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que,  renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,  vivamos en este siglo sobria,  justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.. (Tito 2:1-13)
Y bueno claro, quizás su buena conducta no irá a salvar a alguien. Pero la palabra sembrada un día florecerá mediante el espíritu santo.
“Así que,  según tengamos oportunidad,  hagamos bien a todos,  y mayormente a los de la familia de la fe.” (Gal 6:10).
Existen muchos jóvenes asistiendo a reuniones, tocando en las alabanzas, tomando la cena sin siquiera saber que es la salvación! En el caso que no lo creas, es solo comenzar a reparar en eso, y cuando tu notes algo diferente pregunta con firmeza a esa persona: ¿Ya naciste de nuevo? , ¿Qué significa para ti ser salvo?, ¿Por qué tomamos la cena hoy? La persona quedará sin saber qué responder, quizás pueda hasta responderte con un sí en la primera pregunta, pero en la segunda tu ya quiebras cualquier argumento que esa persona pueda inventar en ese instante. Porque cuando nosotros somos regenerados, sabemos de la importancia de ser salvos por Cristo, lo que nos llevó a entender ese sacrificio tan tremendo. EL AMOR DE DIOS, el nos constriñe realmente y no hay argumento pensado, o frases hechas que nos hacen explicar eso, Y simplemente, el amor de Él nos lleva a ver como ÉL es TODO en TODOS. Esa preciosa segunda oportunidad que nos dio en Cristo. Es inexplicable en palabras humanas, pero por el espíritu es claro.
Yo no  tengo mucha madurez en la palabra aún. Y últimamente solo estoy esperando del Señor esa madurez. Porque no tengo muchas referencias últimamente. Y creo que siempre tendré que esperar del Señor, pero me gustaría estudiar, compartir la palabra con otro hermano que sabe más de la palabra del Señor (por medio de la gracia de Cristo y no por la sabiduría humana). Alguien que cuando este triste, sin ánimos me incentive y me instruya en lo que debo hacer y en lo que no debo hacer, entonces que no me venga a decir: espera del Señor tu, comparte tu con tus amigos jóvenes, busca más de la palabra por tu cuenta.” Pucha, SOY JOVEN! No fui diseñado/a en la palabra para enseñar a nadie, para cuidar de nadie. En el orden de la iglesia eso esta totalmente fuera de contexto. Un joven tomando el frente, Vea bien, tenemos el mismo Señor, el mismo espíritu, pero estoy hablando del orden de la iglesia, de donde mismo sale que el hombre es la cabeza de la mujer, así como Cristo de la iglesia. El hombre debe tomar las responsabilidades para el, como Cristo hace así por su novia. Los más maduros deben instruir a los más nuevos, como Cristo te instruyó también cuando no entendías nada, y cuando estabas oyendo a un hermano predicar el Señor tocó tu corazón con aquella palabra.
Soy débil y erro muchas veces. Pero el Señor Jesús me amó. Y necesito conocer más de ese amor. Y se que Él no falla y su amor nunca fallará. Pero sé también que ser un siervo del Señor, instruido en la palabra y que refleje la luz de Cristo es una dadiva  que no me gustaría perder y creo que tu tampoco.
Hermanos, hablo esto porque he estado pasando por esto. Estas frases de personas que cité. Realmente fueron habladas para mi No estoy dando con el dedo en la cara a nadie. Solo estoy compartiendo la necesidad que tengo, y que he notado en muchos lados. Si esto no esta pasando en tu caso, realmente ustedes ya deben saber mucho de muchas cosas. Entonces compartan sus es experiencias del Señor con otros, no guarden solo para ustedes para que ellas no sean olvidadas hasta por Uds. Mismos.
“Y todos los días,  en el templo y por las casas,  no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (hechos 5-42).


                                                                                                                                Isabela Rodríguez.













Traducido por Cristóbal Muñoz.