BETANIA

                                                                                                                                                                             Betania era el único lugar donde Jesucristo fue auténticamente y alegremente recibido. Era el único lugar donde se sintió como en casa. 

Esta es la característica más destacada de Betania. Y también es la primera 
característica que quiere Dios en la Iglesia. 
Jesucristo fue rechazado en el mundo, pero fue recibido en Betania. 
¿Y que significa, exactamente, recibir al Señor Jesucristo? Sin duda, todas las 
iglesias del mundo en este instante nos asegurarían que han recibido al Señor; pero, 
me gustaría expandir nuestra visión y comprensión sobre que significa recibirle 
adecuadamente. 
¿Cómo puede la Iglesia darle su debido y legítimo lugar? Esta es una pregunta 
imprescindible, ya que sobre ella recaen todos los aspectos de la restauración en la 
Iglesia. Creo que la Iglesia nunca será restaurada hasta que podamos entender como 
debemos recibir al Señor como es debido. 

Según mis observaciones creo que hay tres aspectos imprescindibles involucrados 
en la recepción apropiada de Jesucristo. 

1) Recibir a Cristo como es debido es darle su lugar de honra, supremacía y 
centralismo. Durante casi 20 años vengo reuniéndome en iglesias locales, y en mi 
opinión, no muchas de estas iglesias elevan a Cristo a esa posición central y suprema. 
Normalmente, prestan más atención a alguna otra cosa. 
Pero he aquí lo más trágico: las iglesias que sí se centran en Cristo tienen la 
tendencia de ser parte de movimientos [elitistas] y [sectarianas]. Y por su actitud y sus 
prácticas, traicionan al mismo Dios del cual se han centralizado. 
He hecho esta declaración muchas veces, sectarismo y elitismo son como el olor 
corporal; todos lo pueden oler excepto aquellos que lo tienen.” 
No os confundáis: Jesucristo no se siente como en casa dentro de una iglesia 
sectaria o elitista.    
Podríamos discutir todo el día sobre lo que significa poner a Dios en esa posición 
central y suprema, pero no tenemos tiempo. Solo os diré que Jesucristo no se 
conformará con ocupar la segunda posición. No se siente recibido en una iglesia que 
no le da esa posición de supremacía y centralidad absoluta. Quiere ser más que un 
invitado; quiere ser el amo de la casa. 
He visto como muchas iglesias tratan al Señor como si fuera un huésped de honor 
invisible. Pero un huésped aún es un invitado, y Dios quiere ser más que eso. Quiere 
ocupar su puesto como el jefe de la Iglesia. Sólo en un lugar y entre una gente que 
pueda sentirse realmente como en casa.  

2) Recibir a Cristo es recibirle a todo Él. He conocido a algunas iglesias locales  
que reciben el ministerio de Cristo sobre Su predicación, pero rechazan Su ministerio 
de curación. Otras, que reciben a Su ministerio de bendición, pero rechazan Su 
ministerio de sufrimiento. Es decir, aceptan el poder de Su resurrección, pero rechazan 
la comunión [comunidad] de Su sufrimiento. 
He conocido a iglesias que reciben Su ministerio de enseñanza, pero rechazan Su 
ministerio de ayudar a los pobres y a los oprimidos. Incluso otros reciben Su ministerio 
acerca de edificar/aumentar/fortalecer el Cuerpo, pero rechazan Su ministerio centrado 
en alcanzar a los que están perdidos. 
Recibir a Cristo así, a trozos, es recibirle según nuestras propias condiciones. Él es 
una Persona entera, y por lo tanto, no podemos decir que queremos una parte y no las 
otras. 
Betania era un lugar donde Cristo todo Él era bienvenido y recibido. 

3) Recibir a Cristo significa recibir a todos aquellos que forman parte de Él. 
En varias ocasiones, Jesús hizo ésta declaración, “Aquél que reciba a aquellos que yo 
envío me recibe a mi.” 
Betania es el lugar que recibe a todos aquellos que Cristo envía; recibe a todos 
aquellos que le pertenecen a Él. 
Cualquier iglesia que da la bienvenida a algunos miembros del Cuerpo, pero no a 
otros, no está recibiendo a Cristo. 
La excepción: no recibimos a aquellos que trabajan en contra de la  misión de 
Cristo—que es la unidad. Aquellos sectarios que deseen “dividir y conquistar” para su 
movimiento, no los debemos aceptar. Ese es el espíritu de divisibilidad, y va en contra 
de Cristo (Rom 16:17). 
Dejadme articular una de las mayores tentaciones por las iglesias de hoy en día: la 
tentación es convertirnos en un grupo apartado, estancado y cerrado. 
Betania acepta a todos aquellos a los que Cristo ha recibido, y son bienvenidos. 
Hacerlo de cualquier otro modo es como decir, “Señor, cogeremos tu mano y tu 
brazo, pero no queremos ni tu pie ni tu pierna.” 
Ser exclusivos y cerrados es, en definitiva, desmembrar a Jesucristo. Claro y 
sencillo. 
Es muy interesante que incluso los judíos no-creyentes se sintieran bienvenidos en 
Betania (Juan 12:6). 
Betania, como el Señor Jesucristo, es radicalmente inclusivo. 
Cuando Jesús es bienvenido entre una gente Él siempre da la bienvenida a todos 
aquellos que visitan a esa misma gente. Hay un elemento de bienvenida. . . un 
ingrediente de atracción. . . que atrae a otros. Es el aroma acogedor de Jesucristo. 
Nosotros le acogemos, y Él acoge a todos aquellos que son suyos. Esto es la 
Iglesia. 
Desafortunadamente, he ido a muchas iglesias que no poseían un ambiente 
acogedor hacia sus visitantes. Al contrario, se respiraba un aire de exclusivismo y de 
limitación. Estas cosas traicionan al espíritu de Betania, y nos muestran claramente 
que el Señor no ha sido recibido completamente.   
En breve, el Señor busca un lugar donde se le reciba completamente y sea 
bienvenido del todo. No Cristo más algo más, ni Cristo menos otra cosa. Cristo entero. 
Dios está buscando gente que reciba a Cristo como su todo, y así es como Dios 
quiere a su Iglesia. 





                                                                        ABSTRACTO LIBRO POR FRANK VIOLA. " BETANIA "

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